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Cómo Medimos el Progreso Hoy: Las Métricas que Transformaron el Entrenamiento
Desde los primeros Juegos Olímpicos en la antigua Grecia hasta los laboratorios de alto rendimiento de hoy, la forma en que medimos el progreso atlético ha cambiado radicalmente. Lo que antes era pura intuición y observación —“me siento fuerte”, “corrí más que ayer”— hoy está respaldado por datos fisiológicos que reflejan lo que realmente sucede dentro del cuerpo.
Durante gran parte del siglo XX, los entrenadores confiaban en el cronómetro, la báscula y poco más. La frecuencia cardíaca en reposo fue una de las primeras métricas en usarse de forma sistemática: fácil de medir, y sorprendentemente reveladora para evaluar la condición cardiovascular. Luego vino la composición corporal, especialmente relevante desde que el culturismo y los deportes de peso comenzaron a expandirse en los años 70 y 80.
En las últimas décadas, con la llegada de wearables y sensores avanzados, dos métricas ganaron terreno rápidamente: la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV) y el VO₂ Max. Antes, estas solo podían medirse en contextos médicos o laboratorios de élite. Hoy, un simple reloj en tu muñeca puede darte una lectura bastante precisa cada mañana.
Este acceso a datos ha cambiado la manera en que entrenamos. Nos ha permitido salir del modo “entrena hasta reventar” y entrar en una era donde escuchar al cuerpo significa
Te vamos a mostrar las 4 métricas que considermaos esenciales para progresar, qué significan y, lo más importante, qué puedes hacer para mejorarlas.
Algo siempre ha sido cierto es que los atletas que logran las mayores transformaciones son aquellos que rastrean las métricas correctas y usan esos datos para comprometerse con el proceso a largo plazo. Así que al final del blog deberías tener una idea de qué métricas quieres medir para poder saber con precisión cuánto está mejorando tu salud y condición física cuando entrenas.
Así que comencemos con uno de los indicadores más simples y poderosos de tu salud cardiovascular: tu frecuencia cardíaca en reposo.
Tu frecuencia cardíaca en reposo es cuántas veces late tu corazón por minuto cuando estás completamente en reposo. Esto debe medirse a primera hora de la mañana. Puedes usar un reloj fitness o simplemente contar tus latidos durante un minuto mientras estás en reposo justo después de despertar.
Aquí viene la ciencia: a medida que mejoras tu forma física, especialmente con entrenamiento aeróbico, tu frecuencia cardíaca en reposo disminuye porque tu corazón se vuelve más eficiente. ¿Sabías que el corazón de una persona promedio bombea alrededor de 5.5 litros de sangre por minuto? Ese volumen de sangre bombeado por minuto se llama gasto cardíaco, y el gasto cardíaco es el producto de dos cosas: primero, el volumen sistólico, que es cuánta sangre bombeas por latido; y segundo, la frecuencia cardíaca—cuántas veces late tu corazón por minuto.
Así que cuando entrenas, tu cuerpo se vuelve más eficiente y estos números cambian. El gasto cardíaco puede disminuir de 5.5 litros por minuto a alrededor de 4.2 litros por minuto en reposo para atletas de resistencia altamente entrenados.
Más hemoglobina y enzimas oxidativas, por ejemplo, te ayudan a entregar más oxígeno con menos sangre. Así que pasas de necesitar bombear 5.5 litros de sangre por minuto a solo necesitar bombear 4.2 litros por minuto en reposo. Y no solo eso—tu corazón se vuelve más grande y fuerte.
Ok, pero vamos a lo más importante—¿Cómo puedes entrenar para mejorar tu frecuencia cardíaca en reposo? Y la forma principal de hacerlo es entrenar aeróbicamente—es decir, cardio o entrenamiento de resistencia.
Algunos ejemplos de esto incluyen cardio en zona 2, manteniendo un ritmo constante a aproximadamente el 70% de tu frecuencia cardíaca máxima, o intervalos—por ejemplo, cuatro series de cuatro minutos a alta intensidad con cuatro minutos de descanso. La frecuencia cardíaca en reposo generalmente está correlacionada con el volumen de entrenamiento aeróbico, lo que significa que, mientras más kilómetros corras por semana, en promedio, tu frecuencia cardíaca en reposo tiende a disminuir.
Si haces el trabajo de manera constante durante semanas o meses, a medida que tu corazón se adapta, notarás que ese número empieza a bajar—una señal clara de que te estás volviendo más en forma, más eficiente y más saludable en general.
Otra métrica que es escencial saber aunque no entrenes es la composición corporal. No solo el peso, sino la relación entre masa muscular y grasa corporal.
Y aquí es donde mucha gente se equivoca: puedes bajar de peso sin realmente mejorar tu salud o condición física. Por ejemplo, si solo pierdes músculo, pero no grasa, tu composición corporal puede incluso empeorar.
Lo ideal para la mayoría de personas activas es mantener o aumentar la masa muscular y reducir la grasa corporal hasta un nivel saludable.
En cambio, si ganas músculo y pierdes grasa, incluso si tu peso se mantiene igual, tu salud y desempeño pueden mejorar dramáticamente.
Ahora, ¿cómo puedes rastrear la composición corporal? Hay varias opciones:
Lo importante es ser consistente con la forma en que lo haces. Mídete bajo condiciones similares cada vez (por ejemplo, por la mañana en ayunas, después de ir al baño).
Ahora hablemos de loss valores ideales de grasa corporal:
Pero no te obsesiones con un solo número. Lo importante es ver tendencias con el tiempo. Si pierdes grasa mientras mantienes o ganas músculo, vas en la dirección correcta.
¿Cómo puedes mejorar tu composición corporal?
Enfócate en construir músculo, reducir grasa y mejorar cómo te sientes y te desempeñas.
La tercera métrica que puedes rastrear para mejorar tu salud y rendimiento es la variabilidad de la frecuencia cardíaca, o HRV por sus siglas en inglés.
A diferencia de tu frecuencia cardíaca (que mide cuántos latidos por minuto tienes), la HRV mide la variación entre cada latido. Aunque no lo parezca, tu corazón no late como un metrónomo perfectamente uniforme. Hay pequeñas diferencias entre cada latido, y esa variación está controlada por tu sistema nervioso autónomo: específicamente, por el equilibrio entre tu sistema simpático (respuesta de lucha o huida) y el parasimpático (respuesta de descanso y digestión). Cuando tu cuerpo está estresado, enfermo o sobreentrenado, la HRV disminuye. Cuando estás recuperado, relajado y en forma, la HRV aumenta.
Una HRV alta es, en general, una buena señal: indica que tu cuerpo puede adaptarse bien al estrés y que tu sistema nervioso está funcionando de forma flexible. Una HRV baja sugiere que estás en un estado más rígido o estresado, con menos capacidad de adaptación.
Entonces, ¿cómo puedes medir tu HRV?
Por ejemplo:
¿Cómo puedes mejorar tu HRV?
HRV es una de las métricas más útiles para personalizar tu entrenamiento. Muchos atletas de élite ajustan sus rutinas diarias en función de cómo amanecen sus HRV. Es una ventana directa al estado de tu cuerpo desde el interior.
La cuarta métrica que deberías rastrear es tu VO₂ máx.
El VO₂ máx es una medida de cuánta cantidad de oxígeno puede usar tu cuerpo durante el ejercicio intenso. Es uno de los mejores indicadores de tu capacidad cardiovascular y resistencia general. Cuanto más alto es tu VO₂ máx, más oxígeno puede utilizar tu cuerpo, lo que significa que puedes producir más energía aeróbicamente, mantener esfuerzos más altos y rendir mejor por más tiempo.
Básicamente, es como el caballaje de tu motor aeróbico.
Ahora, medir VO₂ máx directamente requiere una prueba de laboratorio con una máscara de gases y una cinta de correr o bicicleta ergométrica, donde se analiza tu respiración mientras haces ejercicio al máximo esfuerzo. Pero no te preocupes, porque también hay maneras más prácticas de estimarlo.
Muchas apps, relojes deportivos y dispositivos de seguimiento (como los Garmin, Apple Watch o Fitbit) hacen una estimación basada en tu frecuencia cardíaca durante actividades como correr. No será 100% exacto, pero es una excelente forma de rastrear tendencias a lo largo del tiempo.
Aquí algunos rangos de VO₂ máx según tu condición física:
Para hombres de 20 a 29 años:
Para mujeres de 20 a 29 años:
Y atletas de élite pueden tener VO₂ máx muy por encima de 60 o incluso 70 ml/kg/min.
Ahora, la gran pregunta: ¿cómo puedes mejorar tu VO₂ máx?
Aquí van las estrategias más efectivas:
Y recuerda: no necesitas ser un atleta profesional para beneficiarte de un VO₂ máx más alto. Incluso un aumento moderado puede reducir significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejorar tu energía diaria y ayudarte a rendir mejor en cualquier deporte o entrenamiento.
Al final del día, los atletas que más avanzan no son los que entrenan más, sino los que aprenden a escuchar lo que su cuerpo les dice a través de los datos. Y cuando veas con tus propios ojos cómo esos números mejoran, tu motivación va a pasar al siguiente nivel.
Ten en mente que entrenar sin datos es como manejar con los ojos cerrados. Estas cuatro métricas no son exclusivas de atletas propcrefesionales. Son herramientas que cualquier persona que entrene —ya sea para competir o simplemente para vivir mejor— puede usar para tomar decisiones más inteligentes. Porque el cuerpo no miente. Solo hay que aprender a escucharlo.
Y hoy, con un buen wearable y una plataforma como vever, empezar es más fácil que nunca. En vever puedes registrar tus métricas, seguir tu progreso en tiempo real y entrenar con intención, no al azar. Crea tu cuenta y empieza a entrenar con datos reales. Tu progreso ya no tiene por qué ser un misterio.